Siempre he pensado que los arquitectos y los fotógrafos trabajan con la luz, ambos tratan de dominarla y usarla para sus intereses, y viendo la exposición de Alberto Campo Baeza queda claro esta afirmación.
Los edificios de Alberto parecen hechos de cristal, la luz es tamizada y entra en las estancias del edificio como si no hubiera barreras. Basta ver estas fotos de la casa del Infinito, donde la casa parece no tener limites, solo los ponen sus habitantes.
En Cadiz tenemos varias obras de Alberto, entre ellas el mirador Entre catedrales que se ubica delante de la catedral y que permite ver el mar sin el estorbo de los coches, como si no existiera la calle que pasa por delante. Cuentan que Alberto visita esta obra cuando viene a Cadiz, y que en una de las visitas vio a una mujer dando a luz a su hijo, y le preguntó que si le gustaba la obra, y le contestó que vivía cerca y que siempre le daba el pecho allí, la humildad de Alberto le impidió decirle que el era el arquitecto de la obra que admiraba la mujer.